Luis Alonso Hernández: ¡Orgullosamente gocho!

Análisis, opinión y reflexión24 de julio de 2025 Fran Tovar
LUIS ALONSO HERNANDEZ
LUIS ALONSO HERNANDEZ

La lengua construye identidad y viene a reflejar un cúmulo de valores del grupo que la habla. En este contexto, el hecho que desde la Real Academia Española se reconozcan términos usados por la gente desde hace muchísimo tiempo, es un triunfo cultural para nuestros pueblos, es especial cuando la palabra en cuestión se relaciona al gentilicio, la pertenencia al territorio, sus olores, sabores, idiosincrasia, creencias y los valores de quienes hacen vida en el lugar.

 

Me refiero al reciente reconocimiento oficial del término ‘gocho’ por la Real Academia Española, como gentilicio de los estados Táchira, Mérida y Trujillo, que conforman los Andes Venezolanos. Fueron años de lucha tratando de reivindicar una palabra que algunos usaban de forma peyorativa, pretendiendo que los nacidos en estas tierras eran gente sin mucho razonamiento. Nada más lejos de la realidad.

 
Ser gocho se lleva en lo más profundo del alma y es sinónimo de trabajo, en especial, ese que labra la tierra y cultiva ganado, responsable de alimentar a gran parte del país. Ser gocho es sinónimo de tradiciones centenarias transmitidas de generación en generación. Ser gocho es mantenerse fiel a las creencias, poner a Dios y la virgen por delante, porque somos un pueblo de mucha fe. Ser gocho es más que un acento particular al hablar. El gocho representa nobleza y solidaridad. Usted va a una casa en los Andes, y no se va hasta que se tome un café, guaparo de papelón, chocolate y la arepa de trigo, en especial a la hora del “puntal”, a eso de las tres de la tarde cuando la persona del campo toma un descansito.

 

Ser gocho es expresar orgullo por nuestros símbolos, por nuestras ciudades y pueblos, por la Universidad de los Andes, por los páramos, el frailejón, la india Caribay, las montañas nevadas, el oso frontino, las imponentes lagunas, cascadas, los ríos Chama y Tarbes, la majestuosa Virgen de la Paz, el teleférico de Mérida, intelectuales universales como Mariano Picón Salas y el santo más querido por los venezolanos, José Gregorio Hernández, nacido en Isnotú estado Trujillo.

 
Los gochos, independientemente de su posición política, se han posicionado en temas de liderazgo y gobernaron este país por décadas. Siete han sido los tachirenses que fueron presidentes: Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Isaías Medina Angarita, Marcos Pérez Jiménez, Carlos Andrés Pérez en sus dos periodos y Ramón J. Velásquez. Algunos cuestionados, otros aplaudidos, todos marcaron una época y fueron responsables de grandes transiciones. Desde majestuosas obras de infraestructura hasta el paso a la Venezuela saudita.

 

Adonde quiera que vaya realzaré ese honor de ser gocho y manifestaré esos valores que me inculcó la familia en mi adolescencia entre El Vigía, Mérida y San Simón, este último, un pequeño pueblo del Táchira en donde mi abuelo Don Pedro Pineda, agricultor y hombre pensante, me enseñó labores del campo, lo que es la dignidad del trabajo y la empatía con el prójimo. Hoy día, el puente sobre el rio Escalante que une a San Simón con varias aldeas, lleva su nombre, en agradecimiento a la lucha por su gente y su tierra. Siempre fue un gocho ejemplar, orgulloso del abrigo que da la montaña.

 

Así que ser gocho es más que un gentilicio. Son años de resistencia cultural por mantener vivo un termino que representa gallardía, tenacidad, fuerza y coraje. Años de lucha por revertir la carga despectiva que desde otros lugares pretendió dársele al gocho. No queda más que agradecer al historiador Walter Márquez y la periodista y docente Mariana Duque, quienes por más de 10 años impulsaron el reconocimiento del vocablo en su acepción venezolana. Así que no sea toche y ¡arriba los gochos!

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