Gloria Cuenca: Las mentiras ¿Un nuevo poder?

No le ha bastado a los humanos con los Mandamientos de la Ley de Dios, válidos para 3 religiones en el planeta: Cristianos, Judíos y Musulmanes; el preciso y precioso texto del 8tavo Mandamiento dice: “No levantarás falsos testimonios, ni mentirás”, más claro y concreto, difícil de encontrar. La sabiduría que conllevan esos mandatos, nos puede dar idea de la trascendencia de decir la verdad, frente a la ignominia que significa una mentira.

Creo, tercamente, que el siglo XX se caracterizó por la “universalización de las mentiras”. Nunca antes, ningún régimen había hecho uso de la propaganda mentirosa y falsa, en política y para la sociedad en general, como hicieron los soviéticos, con el genio del mal V.I. Lenin, como el principal ideólogo, seguido “brillantemente”, por los nazis: Hitler, Goebbels; además de algunos otros eficaces seguidores de la esvástica nazi. Posteriormente, hubo quienes pretendieron continuar la “labor de los “grandes maestros”. Estos, pusieron al mundo al borde del precipicio, en varias oportunidades. Se ha superado en parte, puesto que, los comunistas no cejan en su empeño de amargarnos la vida; siempre con la intención de resolver sus complejos y resentimientos a costa de los sufrimientos de los demás. No es que sean los únicos, si los más persistentes y peligrosos.

Se han dicho mentiras, desde que “el mundo es mundo”, diría mi suegra. No obstante, nunca se había llegado a este nivel de falsedad e invención masiva de mentiras, fakes, bulos o, como quiera que se les llame. Lo preocupante, en mi concepto, es la desvergüenza de los mentirosos. No les importa un cacahuate que los descubran en sus inventos. Se quedan como si nada. ¿Cómo es posible, se pregunta una, al oír mentiras del tamaño de una torre, con el máximo desparpajo y sin ningún rubor? ¿Quién nos diría que el siglo XXI y la gran tecnología, nos pondrían en este disparadero? Imposible predecirlo, como el humano, muy difícil de saber lo que ocurriría. Me inquieta, ¿será que la mentira se transforma en poder? Es sobre este aspecto que quiero reflexionar al escribir estas líneas. Vuelvo a los griegos, y a aquella frase en la Academia: “Todo se resuelve en la persona”, agregaría la genial conclusión de la brillante Hanna Arendt: de acuerdo a “la condición humana”. En efecto, habrá quien sin ningún remordimiento mienta a consciencia y engañe a comunidades y países, hasta regiones, sin tener en cuenta la gravedad de sus afirmaciones mentirosas y falsas. Lo más grave, las consecuencias de sus mentiras. Uno de los aspectos más terribles del comunismo es, justamente, el uso de la mentira como propaganda, sin complejo, ni rubor, al inventar cualquier cosa. La frase de Nicolás Maquiavelo, tan denostada: “El fin justifica los medios”, de aplicación práctica y concreta entre esa gente; usando embustes a diestra y siniestra, sin importarles, como he dicho, nada de lo que implica la ética y la moral, al decir una cuestión falsa.

La tecnología maravillosa con las redes sociales, imprescindibles hoy, hace que sea necesaria una nueva aproximación al tema de la mentira y la verdad, de lo correcto y lo incorrecto y, sin duda del uso de la información y la comunicación. Puede ser que tengamos que tener en cuenta la necesidad de enseñar con mayor profundidad, decisión y actualización los principios fundamentales de la ética en general y ampliar y explicar la necesidad de la Ética de la Información y la Comunicación. ¿Se sienten todos con derecho a opinar y divulgar informaciones? Deberán atenerse a las consecuencias, claro en un estado democrático, con verdadera y amplia libertad de expresión y donde el Estado no sea usuario de la perversión vía las redes sociales. Efectivamente,  estado y gobierno, deben ser los fiscales y supervisores quienes deberán impulsar una legislación democrática. Insisto, esto solo se puede hacer en un estado con democracia activa y verdadera, de lo contrario, cuando existe una dictadura, es factible que se legisle para reprimir la libertad de expresión y opinión, obviando el tema fundamental de la veracidad en la transmisión de información por la red.

 
Mientras pienso, me doy cuenta de que, indudablemente la mentira se ha transformado en un poder al ser lanzada por vía tecnológica, en oportunidades, a millones de seres. Al crear un caos sobre un suceso falso en materia de salud, al cambiar el voto de un candidato ganador con una falsedad, al lograr modificar la apreciación y hasta la conducta sobre un medicamento, alimento y hasta costumbre. Efectivamente, se trata de un poder. Por eso debe hacerse una intensa y profunda campaña entre los usuarios advirtiendo lo que no se debe hacer. Existe un Código de Ética en la Unión Europea, no suficientemente conocido, es un primer paso. Hay que seguir adelante. Es un terreno complicado, pues debe cuidarse no caer en la tentación autoritaria y limitar la libertad de expresión. Tarea importante y pendiente.

¡Hay que trabajar en ella, con gente democrática en la toma de decisiones y siempre con la ayuda de Dios!

Enviado por Fran Tovar