
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
Nada ni nadie es más poderoso que Dios. Me desbordo de gozo cuando comienzo a escribir acerca del misterio glorioso del Espíritu Santo, expresado en el divino summum de Dios. Y asi, henchido de esa luz indescriptible, me deleita exponer mi opinión acerca de la cristiandad y la vida de Jesucristo en la tierra. Me voy a referir a la proyección política de Jesús; al Jesús humano, visible y presente, quien cumpliendo el mandato sagrado de su padre, Jehová, vino a la tierra a redimir a los hombres con el poder de su palabra y sus acciones; con la verdad, y el poder de la Fé. Vino embestido de poder sagrado y supremo, a salvar las almas del pecado. Es cierto que la verdad es revolucionaria; toda verdad es política mayúscula en positivo, y toda acción humana es política por añadidura.
El apostolado de Jesús, por los siglos de los siglos continúa crepitando con su mensaje encendido e inapagable para siempre. Al hablar de su deidad, de sus palabras y actitudes frente a la política, la cristiandad debe estar consciente que nos separan de Jesús más de 2000 años de evolución histórica, y esto, aunque la raíz de los problemas humanos sea la misma, influye categóricamente en los planteamientos.
Aquí no se trata de ideas y actitudes de un hombre cualquiera. Jesús tiene un significado único en la historia del mundo. El evangelio de Cristo sigue siendo hoy como lo fue ayer y lo será mañana “escandalo y locura” para el hombre no identificado con el evangelio. Para aquellas personas que bailan sobre la cuerda floja divagando entre “creer y no creer”. El análisis es necesario para conocer, comprender y apreciar la verdad de Cristo; y que al precisar la verdad de su vida en la tierra, podemos apreciar su clara postura frente a la política; viendo la polis como la ciencia y arte que permite modificar y cambiar una realidad social - humana, por muy difícil que sea. La proyección política de Jesús, es un tema que tiene y tendrá siempre una imperecedera vigencia.
Realmente el sostener hoy que la misión de Jesús fue exclusivamente espiritual, que no tuvo ninguna implicancia ni significación política, sería simplemente deshumanizarlo y desvirtuar completamente su existencia histórica. Son muchas las interpretaciones e interrogantes sobre la proyección política de Jesús. Él resulta ser un hombre esencialmente comprometido y ensimismado en la vida social y política de su tiempo. Un luchador clasista, un agitador político transformacional, centrado en su misión de formar a la gente para la eternidad. Se trata de la liberación de los pueblos, esclavos de los amos del poder en la tierra.
Jesucristo se levantó en defensa del proletariado y contra la aristocracia nacional del dinero. Un nacionalista irascible que se rebela contra el imperialismo colonialista de una potencia como lo fue el Imperio Romano, y es condenado a muerte por ello. Un revolucionario que sueña subvertir totalmente el orden existente y crear una sociedad cualitativamente distinta, recurriendo incluso a la violencia cuando sea necesario. Los textos sagrados, los libros de la biblia, la versión de los profetas y apóstoles evidencian la vida de Jesús en este mundo.
El problema del politicismo o apoliticismo de Jesús es hoy sumamente actual. Se ha observado desde hace tiempo, que cada época busca formarse una interpretación de la persona de Jesús, proporcionada a sus exigencias. Por mucho que se quiera negarlo, su persona pesa mucho en la historia. Y nuestra época no ha podido quedar inmune a esta tendencia. Hoy, cuando es más que evidente que nuestra fe es también política, es decir tiene una dimensión social, que se traduce en comunicar, relacionar y accionar. No es indiferente saber si Jesús fue político o apolítico. El debe ser siempre el faro que marque el camino de la Fé Cristiana. La verdadera victoria es la conquista del corazón de los pueblos; y es proeza gigante, de guías de connotada visión lumínica; de estadistas e idealistas, desprovistos de hipocresía y demagogia. Necesitamos de aquellos que hablan haciendo y producen resultados. Jesucristo es verdad y luz en la sombra. búscalo y síguelo. Ojo avizor.
Nelson Rojas: Dirije la columna PENSAR, DECIR Y HACER. Profesor, critico y columnista de la prensa escrita y digital.
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