
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
Después del 28 de julio de 2024, la oposición venezolana paso a ser la mayoría democrática venezolana, entre otras cosas porque aquellos que habían llamado a la abstención, los participacionistas y aquellos que como yo, pensamos que en medio de una autocracia, participar electoralmente es un uso instrumental que debe ser medido según la pertinencia del caso, nos unimos para hacer una sola fuerza que condujera a un triunfo que no ha podido materializarse.
Entonces el triunfo, aunque irrefutable y demostrable, no logró consagrarse porque, si había un plan b o c, asumiendo como todos sabíamos, que los autócratas no cederían el poder por votos, este plan a estás alturas falló.
Entonces, al encontrar un extravió en la ruta para recobrar la libertad en Venezuela, impuesto además a la fuerza por quienes tienen el monopolio de las armas, estos incorporan, como parte de su guion rutinario, unas nuevas y aceleradas elecciones parlamentarias y regionales que logran el objetivo de volvernos a dividir entre abstencionistas, participacionistas y pragmáticos, y volvernos a convertir en oposición, dejando así de ser una mayoría democrática.
No voy en estás líneas a criticar a los que llaman a la abstención, a los que llaman a votar, ni a los pragmáticos, voy a criticar a los que caen en el juego de la división usando estos parámetros para descalificar a quienes fueron parte de un gran triunfo cuando nos pusimos de acuerdo.
Sin duda nos volvieron a joder, caímos en el juego de la autocracia madurista, pero también nos jodimos a nosotros mismos cuando no comprendemos que el juego de la autrocracia es ese, y nos lanzan carnadas para que ladremos entre nosotros mismos como idiotas que no entienden el perverso y continuo juego de aquellos que han arrebatado el poder y pretende preservarlo como sea.
A estás alturas, que la mayoría democrática no tenga una instancia de dirección política más allá de liderazgos personalistas, y cuotas electorales que no aplican en autocracias, demuestra la puerilidad de la dirigencia política, no por un tema de edad, sino de competencias para desarrollar una instancia de dirección política plural, y por cierto imprescindiblemente desideologizada, porque no faltará el que al avanzar en un espacio como ese, entonces empiece a decir que no se sentará con fulano porque es de izquierda o derecha, fue chavista, comunista, caprilero o de María Corina. La única medida debe ser la ética en la lucha por la libertad.
Los venezolanos estamos mamados de tanta idiotez, pero sobre todo de que nos jodan unos por vivos y otros por pendejos.
O apostamos por una verdadera unión superior por Venezuela, o bajemos la santamaría y dejemos que sea la corrupción la que termine de saquear y destruir al país.
Punto de Corte
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
El dirigente político de Vente Venezuela Omar González, quien fue rescatado de la reclusión en la embajada de Argentina en Caracas en la llamada Operación Guacamaya, aseveró que el 25 de Mayo quedó demostrado la orfandad del régimen de Maduro.
Los tres elementos del título sintetizan las dinámicas globales y locales, en la consciencia de que, si bien los elementos de sostenibilidad del chavismo en el poder son débiles y vulnerables, y que los costos de permanencia comienzan a superar a los costos de salida, también es cierto que, si los compensan con represión fuerte, pueden alargar su permanencia…
En Venezuela sufrimos un apartheid político-electoral con persecución y violación de derechos constitucionales.
La renuncia de Maduro es el camino pacífico y constitucional más expedito para comenzar a superar esta tragedia histórica.
Señaló que limitaciones de Venezuela impiden política de estabilización económica exitosa.