Prestigio y referencia

Mar de Fondo: La embajada que Maduro transformó en cárcel

ÁNALISIS Y OPINIÓN26/01/2025 Omar González Moreno

Por: Omar González Moreno


En medio de la convulsa situación política, económica y social de Venezuela, la embajada Argentina en Caracas, bajo resguardo de Brasil,  ha sido convertida por la dictadura de  Nicolás Maduro en una cárcel para los cinco asilados que permanecemos en ella.


 Igualmente la ha transfigurado en una nítida pantalla de la crueldad y violaciones de derechos humanos que es capaz de cometer y en un faro de esperanza y de resistencia de la oposición. 


Desde hace más de 10 meses, este recinto diplomático alberga a cinco perseguidos políticos que, en su búsqueda de libertad y dignidad, lograron escapar de las garras de la policía de Maduro y encontraron refugio en un pedazo de territorio de un país que comparte sus aspiraciones, Argentina, ubicado en el corazón de Caracas. 


El régimen de Nicolás Maduro, implacable en su intento por silenciar a aquellos que nos atrevemos a desafiarlo, ha redoblado su persecución, convirtiendonos a los asilados en un blanco de sus despiados ataques y a la embajada gaucha en una de las tantas prisiones donde la libertad permanece asediada 


Nos cortaron la electricidad desde hace dos meses, no llega agua ni dejan que ingresen camiones cisternas con el vital líquido, mantienen alcabalas  en todas las calles y avenidas cercanas, expropiaron las casas aledañas donde colocaron francotiradores con miras telescópicas, drones de vigilancia sobrevuelan la embajada y niegan el acceso de medicinas y demás insumos a quienes nos encontramos asilados en su interior. 


Los cinco asilados estamos íngrimos y solos dentro de la sede diplomática albiceleste, ya que el régimen expulsó a sus diplomáticos y metió preso a uno de sus trabajadores, lo que empujó al resto a no regresar a su trabajo.


Prontamente el gobierno del Presidente Javier Milei extendió su mano a los perseguidos por razones políticas, otorgandoles la condición de asilados diplomáticos, en reconocimiento a la lucha por la democracia y los derechos humanos que libramos en Venezuela. 


Desde ese instante, los asilados, compartimos historias de lucha y sufrimiento. 


Cada uno de nosotros representa una vida marcada por la injusticia, pero también por la esperanza. 


En el interior de la embajada, las paredes se convierten en testigos de nuestros anhelos y sueños de un mañana sin represión. 


La solidaridad entre nosotros se fortalece, transformando el sufrimiento en una potente narrativa de resistencia.


La situación no es sencilla. El régimen de Maduro ha lanzado una brutal ofensiva para quebrarnos y someternos por formar parte del equipo de campaña de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, en un proceso plagado de ventajismo.


Pero no han podido lograrlo.  Los asilados en la embajada Argentina en Caracas nos mantenemos firmes y serenos. 


No nos entregamos ni nos rendimos. Incluso a riesgo de nuestras vidas, ya que han llegado al colmo de la crueldad prohibiendo que ingresen a la embajada medicamentos vitales para enfermos del corazón.


Lo más triste de todo esto es el silencio cómplice que guarda buena parte del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela, frente a flagrantes violaciones al derecho internacional, que regula la inviolabilidad de las sedes diplomáticas y el trato debido a los asilados en ellas. 


Pareciera que para ellos han sido derogados por la dictadura de Maduro convenios como el de Viena y de Caracas suscritos por Venezuela.


¡Chito! ...No alcen la voz contra el dictador Maduro porque se puede molestar y nos castiga, parece ser la nueva regla. 


 El futuro de nosotros, los asilados diplomáticos de Argentina, ahora arropados por la bandera de Brasil se encuentra en la balanza, donde la presión internacional y el juego de poder e intereses se entrelazan con el deseo colectivo de todo un pueblo de escapar de la sombra de la tiranía.


 Sin embargo, los asilados en la  embajada argentina nos mantenemos resueltos a no rendirnos, recordando al mundo que cada vida cuenta y que la búsqueda de justicia es un derecho inalienable.


La solidaridad de Argentina hacia nosotros los asilados no solo es un acto humanitario, sino un recordatorio de que la lucha por la democracia y los derechos humanos trasciende las fronteras. 


Esperamos que Brasil, fiel a la reputación que tiene en el mundo, Itamaraty que es el nombre del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese gran pais, haga respetar su bandera y su prestigio, al no permitir tantos atropellos. 


En este rincón de Caracas, la embajada Argentina. Protegida por Brasil, se erige como un símbolo de la valentía de aquellos que no se rinden, un espacio donde el valor humano se convierte en la mayor resistencia ante la opresión.


Así, la historia de los cinco perseguidos políticos continúa, marcada por la esperanza y la inquebrantable búsqueda de libertad. 


La embajada Argentina, en su papel de refugio y con la bandera de Brasil izada en su fachada, se convierte en un testimonio vivo de que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la solidaridad y el deseo de un futuro mejor brillan con fuerza.

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