Prestigio y referencia

Trump invoca leyes de 1798 para justificar sus medidas antimigratorias

ÁNALISIS Y OPINIÓN23/01/2025 Alicia Mariscal
Trump

El lunes 20 enero, coincidiendo con el Blue Monday (“el lunes triste”), Donald Trump pronunció su discurso de investidura y se convirtió en el presidente número 47 de los Estados Unidos.

 

Sus palabras no estuvieron exentas de polémica, al afirmar que para la política oficial del Gobierno solo hay dos géneros (masculino y femenino), llamar el “tonto regalo” al Canal de Panamá, anunciar su propuesta de denominar Golfo de América al Golfo de México, explicar su intención de poner fin al Green New Deal o amenazar con invocar la ley “de enemigos extranjeros” (Alien Enemies Act) de 1798.

 

Proteger a los ciudadanos en caso de guerra con Francia

Aunque muchos de los asistentes aplaudiesen esta última medida, una gran parte de ellos probablemente desconozca que se trata de una ley aprobada por el Congreso de los Estados Unidos hace más de 200 años bajo el mandato de John Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos, quien sucedió a George Washington.

 

Su objetivo era proteger a los ciudadanos estadounidenses, en caso de que se declarase la guerra con Francia (la Cuasi-Guerra), de los extranjeros que entraban en el país, pues se consideraba que estos podían suponer un peligro para la seguridad nacional.

 

La ley “de enemigos extranjeros” (Alien Enemies Act) formaba parte de las leyes “sobre extranjería y sedición” (The Alien and Sedition Acts), al igual que estas otras tres:

 

  • la ley “de naturalización” (Naturalization Act);
  • la ley “de extranjeros” (Alien Act) y
  • la ley “de sedición” (Sedition Act).


Mientras que tres de ellas iban dirigidas expresamente a los “no ciudadanos”, a quienes se referían despectivamente como aliens, la cuarta (Sedition Act) se centraba en evitar la sedición, definida como “alzamiento público y tumultuario para impedir a la autoridad […] la aplicación de leyes o la ejecución de actos”.

 

La ley de “naturalización” pretendía endurecer las medidas a la hora de obtener la ciudadanía estadounidense a aquellos que no hubiesen nacido en el país (los no nativos) para recalcar su carácter extranjero y enfatizar el contraste entre “nosotros” y “ellos”, algo muy presente en los discursos antimigratorios, al igual que el empleo peyorativo de alien al que nos referíamos antes.

 

Esta primera ley se complementaba con The Alien Act y The Alien Enemies Act, que regulaban las medidas que debía tomar el Gobierno contra esos aliens que, según se explica en el documento original de 1798, amenazaban la paz y la seguridad del país.

 

En el discurso de investidura de Donald Trump, la ley de “enemigos extranjeros” es mencionada como ejemplo de “restauración” de América. El presidente se propone con ello la deportación de “bandas y redes criminales extranjeras”, que traen, según él, “delitos devastadores a suelo estadounidense”. Con ello vuelve a recurrir, una vez más, a la asociación de la inmigración con el aumento de la delincuencia. Declara también la “emergencia nacional” en la frontera con México por culpa de la entrada de “extranjeros criminales” y propone el envío del ejército para frenar esa “invasión”.

 

De este modo, por medio de su lenguaje, Trump intenta legitimar el uso de la ley “de enemigos extranjeros” para, como su propio nombre indica, acabar con la inmigración en suelo estadounidense y proteger así a sus compatriotas, basándose para este fin en la técnica del antagonismo.

 

Su objetivo es recalcar la amenaza que ciertos “enemigos” (en este caso, los inmigrantes) representan para los Estados Unidos, convencer a la audiencia de su necesaria e inmediata deportación y dar a entender que únicamente son verdaderos patriotas quienes apoyan sus medidas incondicionalmente.

Los principios de las guerras justas

De acuerdo con los principios de la Just War Theory (teoría de la guerra justa), para justificar discursivamente las guerras “justas” se deben incluir los siguientes criterios:

  1. La acción bélica responde a una causa justa.
  2. Se recurre a ella como último recurso.
  3. Es declarada por una autoridad legítima.
  4. Se fundamenta en la existencia de un peligro y en la necesidad de defenderse del enemigo.
  5. Se hace con buena intención.
  6. Existen expectativas de éxito.
  7. El fin justifica los medios.
  8. El resultado debe ser mejor que la situación previa al conflicto.
  9. El uso de la fuerza ha de ser proporcional al daño sufrido.
  10. Hay que evitar, en la medida de lo posible, que haya víctimas civiles.


Creemos que, en el mensaje de Trump, se hallan hasta 8 de estos principios, como el énfasis en que sus acciones responden a una necesidad imperiosa de proteger el país (puntos 1, 5, 7 y 8) de un peligro (4) y es el “enemigo” el que fuerza el inicio del conflicto (2 y 4). Al mismo tiempo, el discurso es pronunciado por una persona con autoridad (3), dado que se trata del presidente de los Estados Unidos. Y el uso de la fuerza es justificado por todo el daño que supuestamente soporta el país por culpa de la inmigración (9).

 

Sin embargo, por mucho que su lenguaje pueda despertar connotaciones bélicas en la audiencia, entre otras cosas mediante la utilización de la metáfora “invasión”, el empleo de la ley “de enemigos” de 1798 no solo resulta inapropiado, sino que está completamente descontextualizado. Al fin y al cabo, se trata de una medida que se adoptó hace 227 años ante una posible declaración de guerra, que dotaba al Gobierno del poder suficiente para expulsar de territorio estadounidense a cualquier extranjero sospechoso de traición.

 

No es, por lo tanto, aplicable a la inmigración y va, además, en contra de los principios democráticos fundamentales de la sociedad del siglo XXI.

 

The Conversation

Alicia Mariscal: Profesora del Área de Lingüística General y miembro del Instituto de Investigación en Lingüística Aplicada (ILA), Universidad de Cádiz

Te puede interesar
Miraflores

La transición es inevitable en Venezuela

Agencia Alfayaracuy
ÁNALISIS Y OPINIÓN18/01/2025

Nicolás Maduro cometió un suicidio político, y arrastró consigo al PSUV qué más nunca volverá a poder participar en procesos electorales, la izquierda le dio la espalda a Maduro por eso la izquierda internacional seguirá viva en el mundo político.

Lo más visto
La mejor opción para comunicarte