
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
Si condenamos la violación de derechos humanos en Estados Unidos y El Salvador, contra nuestros compatriotas migrantes, es porque la hemos denunciado y combatido acá en Venezuela. En esta materia, como en otras, el cinismo del Gobierno de Maduro, el PSUV, sus satélites y testaferros, es protuberante.
Todas las barbaridades ordenadas por Trump contra los migrantes venezolanos, es política represiva de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello en nuestro país, con la complicidad activa del Sistema de Justicia, corrompido y manipulado a su antojo.
Es abominable la persecución de venezolanas y venezolanos en territorio de EEUU, previa estigmatización generalizada desde la Casa Blanca, a propósito de una ínfima minoría de supuestos miembros de la sanguinaria banda «Tren de Aragua», cuyos desmanes delictivos la han hecho tristemente famosa en Chile, Perú, Ecuador, Colombia, México y Estados Unidos. Lo hemos condenado, no solo por la injusticia inaceptable contra nuestros muchachos y muchachas que buscan un mejor futuro con esfuerzo y sufriendo no pocas penalidades, que duele enumerar y son bien conocidas, desde la desesperanza en Venezuela en tragedia histórica, hasta la xenofobia en el exterior, el hambre y la exclusión, diversas vulnerabilidades asociadas a la condición de migrantes hasta el involucramiento forzado en algunos delitos y la prostitución esclavista.
También lo censuramos y rechazamos firmemente, por la violación específica de derechos básicos como la presunción de inocencia y el derecho a la defensa y al debido proceso, como incluso lo reclaman abogados y organizaciones civiles estadounidenses frente a los atropellos fascistas del Gobierno de Trump y su cuerda de fanáticos macartistas, racistas, expansionistas y claramente imperialistas de garrote e insultante prepotencia.
Ante la injustificable arremetida de Trump y sus fanáticos, toda Venezuela ha reaccionado en solidaridad con nuestros compatriotas maltratados en EEUU y secuestrados en El Salvador y la base estadounidense de Guantánamo en territorio cubano ocupado. Salvo unos cuantos desquiciados venezolanos, toda Venezuela se manifiesta en solidaridad con nuestro migrantes.
También, se han rasgado las vestiduras algunos jerarcas del Gobierno de Maduro, el PSUV, sus satélites y testaferros, que son responsables directos y corresponsables en diverso grado de la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela. Un tema grueso, que la política gubernamental quiere enmascarar apareciendo como 'campeones' de los DDHH, cuando en realidad son violadores persistentes de la Constitución y los derechos individuales de quienes por miles han sido encarcelados, torturados física o psicológicamente, y víctimas de negación -como en EEUU- de la presunción de inocencia y el derecho a la defensa y a un juicio limpio y justo.
Ni Maduro, ni Cabello, ni Jorge Rodríguez pueden negar las barbaridades que han cometido en Venezuela, los cuerpos armados militares, policiales y parapoliciales contra perseguidos políticos y luchadores sociales, bajo la complicidad y el amparo del prostituido y corrupto Sistema de Justicia, con el concurso activo en grado de coactoría y conspiración por parte de Fiscales del Ministerio Público, abogados de la Defensoría Pública, Jueces y demás funcionarios involucrados en este pisoteo a los derechos constitucionales. Están involucrados altos representantes del Poder Ejecutivo, el Poder Ciudadano y el Poder Judicial, aunque se procuren doctorados chimbos y luzcan togas, birretes y condecoraciones de latón.
A nadie engañan, sufren su soledad extrema, íntima y dolorosa, porque saben de las torturas y muertes tras las rejas que han silenciado, las imputaciones y acusaciones falsas que han forjado, las desapariciones forzadas cometidas (y en ejecución actualmente), la coacción y el engaño amenazante contra encarcelados inocentes y sus familiares, a quienes aterrorizan y extorsionan en los asquerosos entuertos del 'Sistema de Justicia' desde que son apresados arbitrariamente. «Es un infierno», lo que han vivido y sufren hoy decenas de miles de venezolanos y venezolanas dentro del sistema articulado de represión impuesto, con impunidad y prepotencia, igual o peor a lo actuado por Donald Trump y Najib Bukele contra nuestros compatriotas migrantes encarcelados injusta e ilegalmente.
Claramente, condenamos las violaciones de Trump y Bukele, pero simultáneamente reiteramos nuestra condena a las fechorías contra los DDHH cometidas por el tinglado represivo de Maduro, Cabello y sus jerarcas policiales y militares, junto con las bandas parapoliciales armadas, financiadas y protegidas por el gobierno del PSUV, sus satélites y testaferros asquerosamente enriquecidos, mientras el pueblo muere de mengua, empobrecido con salario mínimo y pensiones de 1,8 dólares mensuales, récord latinoamericano de injusticia social y traición.
El cinismo gubernamental se acrecienta cuando demagógicamente, sus jerarcas pretenden lavarse la cara ante la Corte Penal Internacional y el mundo, haciendo de nuestros migrantes maltratados en el exterior, simple pieza de propaganda y chantaje politiquero.
Cualquier medición honesta de opinión pública ratificará lo que nuestro pueblo sabe perfectamente: la inmensa mayoría defiende solidariamente a nuestros migrantes atropellados en Estados Unidos de América, Guantánamo y El Salvador; igual que rechaza y condena al gobierno usurpado por Maduro, el PSUV, sus satélites y testaferros
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Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
El dirigente político de Vente Venezuela Omar González, quien fue rescatado de la reclusión en la embajada de Argentina en Caracas en la llamada Operación Guacamaya, aseveró que el 25 de Mayo quedó demostrado la orfandad del régimen de Maduro.
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