Increíble, ¿verdad? Es un milagro de la vida real.

En 1980, Jean Hilliard, una mujer de la zona rural del noroeste de Minnesota, vivió una experiencia increíble. Después de que su coche se averiara a temperaturas bajo cero, caminó tres kilómetros hasta la casa de una amiga. Sin embargo, se desplomó a sólo cinco metros de la puerta, y la temperatura descendió hasta unos mortales -30 °C (-22 °F). La encontraron seis horas después, congelada, a las 7 de la mañana.

Cuando la llevaron al hospital, los médicos se quedaron de piedra. Tenía la piel tan congelada que ni siquiera podían examinarla con una aguja, y su temperatura corporal era demasiado baja para medirla. Su rostro estaba pálido, sus ojos no reaccionaban y su pulso era extremadamente lento, de unos 12 latidos por minuto. La envolvieron en una manta eléctrica para calentarla.

Lo más sorprendente es que, tras 49 días en el hospital, Jean fue dada de alta sin daños permanentes, salvo algunas congelaciones. Se recuperó completamente.

Quizá te preguntes cómo es posible. Pues bien, los científicos creen que podría tener que ver con un proceso llamado «hipometabolismo». El Dr. Cheng Chi Lee, bioquímico, explicó que algunos animales pueden sobrevivir al frío extremo ralentizando mucho su metabolismo, casi como si estuvieran en estado de hibernación. Esto puede ayudar a proteger sus órganos y tejidos de posibles daños.

Es posible que el cuerpo de Jean entrara en un estado similar, ralentizándose lo suficiente para sobrevivir al frío. Esto permitió que sus funciones vitales siguieran funcionando, y cuando se calentó, fue capaz de recuperarse.