Prestigio y referencia

Yaracuy: Ritmo y raíces en Veroes

Cultura y Educación27/10/2024Mary Ochoa - CNP 12.502Mary Ochoa - CNP 12.502

El radiante sol característico de una zona llena de magia y rostros amables, un minuto más tarde se transformó en una persistente nubosidad la cual nos acompañó el resto del viaje a través de los parajes yaracuyanos, rumbo a Farriar capital del  municipio Veroes en el estado Yaracuy, donde la música, sobre todo el tambor, resuena como un latido colectivo. (@alfayaracuy)

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La plaza Bolívar de Farriar se llenó de  vida, y con ella se presentaba ante los visitantes una celebración cultural, que atraía a personas de todos los rincones. Se celebraba el Tercer Capítulo del Festival Mundial Viva Venezuela, Mi Patria Querida, que tuvo lugar en Yaracuy del 5 al 8 de julio de 2024.


A pesar del aguacero que cayó tarde y noche, el espíritu festivo no se detuvo. Las personas, empapadas y  emocionadas, bailaban al ritmo de la música, moviéndose al compás de una tradición que fluía intensamente en sus venas. 


Al observar a las personas reunidas en la plaza, llamó mi atención,  todos se mostraban tan cercanos entre sí; no importaba su edad o su historia, todos compartían un mismo propósito: celebrar la cultura venezolana.


Fraybar Villegas, cultor popular del municipio Veroes, me comentó que la música autóctona se ha caracterizado por  la "preservación  de los valores de los pueblos afrodescendientes del bajo Yaracuy, con sus sonidos tradicionales, única en su estilo”. Allí se destaca el tambor afro yaracuyano. 


“Las celebraciones de las fiestas culturales y religiosas en las comunidades de la jurisdicción se caracterizan a través de los años por mantener la hermandad y las tradiciones”, resaltó Villegas.


Sus palabras resonaban con una sabiduría que para él significaba algo muy grande: compartir con cultores de tradición, así como con los abuelos y abuelas de sus comunidades y ver sus enseñanzas. “La cultura popular de nuestros pueblos nos identifica; es algo conmovedor”, apuntó.

 

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Cada uno con su historia

En esta zona de raíces africanas, también me abrió la puerta de su experiencia Rosa Neris Barboza Blanco y Azul, conocida como Princesa de Agua Negra en estas tierras, es promotora socio-cultural comunitaria y coordinadora de la plataforma del Patrimonio Cultural del estado Yaracuy.


Para Barboza, la hermandad de su pueblo influye porque “muchos padres y madres de las nuevas generaciones son cultores de la manifestación de San Juan Bautista; participan con sus hijos e hijas en las fiestas y los apoyan en el aprendizaje para tocar los tambores, componer Cantos de Sirena, cantar, bailar y tocar "loangos corríos y  golpiaos", que son los nombres que se les da a los toques y cantos en Veroes”, puntualizó.


Siguió Neris Barboza comentando que todo esto influye “en nuestra identidad cultural, pues se activa nuestra memoria ancestral cuando suenan los tambores y se unen con los cantos. Esto nos hace hermanarnos y confiar unos en otros para ser apoyo mutuo. También ocurre así en la vida cotidiana: nos apoyamos en lo que el otro necesite o quiera hacer, desde compartir productos cosechados hasta auxiliar a un enfermo”.


Cuentan que en épocas pasadas el grado de apoyo mutuo era tal que cuando alguien moría o una mujer daba a luz, se enviaba a una mujer de la familia durante un mes para acompañar, lavar la ropa de la parturienta y del recién nacido, hacer la comida…


William Hildemar Sequera Landinez, director de la agrupación los hijos del Rey Miguel, y creador de la actividad cultural denominada Cultura para Todos, también fue testimonio de esta crónica.


"La cultura en el municipio Veroes, es un catalizador para los pueblos de la región, con una raíz común que incluye la influencia africana de la región Luango, en el Congo. Nuestros ancestros decían “vamos a cantar un luango” al referirse a los ritmos de los tambores, y estos ritmos —Golpeao, Corrío y Zangueo— han perdurado”, dijo Sequera 


También comentó que la música influye profundamente “en nuestras comunidades. Desde el vientre materno, escuchamos arrullos con canciones que valoramos. Cantar mientras se siembra es fundamental; nuestros abuelos lo consideraban una guía en la labor de la tierra”. 


En medio de tanta alegría,  comprendí que lo vivido en ese espacio no era solo un evento cultural; era una manifestación de amor y unidad entre seres humanos. En ese momento supe que había presenciado: una hermandad forjada en el baile, la música y el corazón del pueblo yaracuyano.

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Texto: Mary Ochoa Meza
Fotos: Jesús Aranguren
Ilustración: René Rojas

@alfayaracuy

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