
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
La política venezolana -bañada de polítiquería, codicia, cobardía, corrupción, abuso de poder, improvisación y liviandad- está de espaldas a las exigencias nacionales y globales contemporáneas.
Análisis, opinión y reflexión28 de abril de 2024 Manuel Isidro MolinaMientras el mundo se estremece con la brutalidad del genocidio sionista en Gaza, ya con más de 36.000 seres humanos asesinados, en su mayoría niños, niñas y mujeres, en los debates públicos de Venezuela es un tema marginal. Igual ocurre con el fondo y las perspectivas estratégicas de la guerra en Ucrania, o con la enorme crisis disolvente en Haití. La Inteligencia Artificial, el Cambio Climático, el agotamiento de los suelos por abuso de agroquímicos y la imposición monopólica de semillas y alimentos genéticamente modificados, tampoco están en la agenda pública nacional.
Ni siquiera el narcotráfico, los delitos de corrupción administrativa y la pudrición de la mayoría de las organizaciones políticas venezolanas son objeto de la debida atención política (no politiquera), lo que revela el amplio espectro de complicidades existente en nuestro país.
Se puede afirmar que hoy día, no hay en el debate público ni en el presidencial electoral, planteamientos de fondo y con perspectivas a mediano y largo plazo sobre los principales problemas o temas mundiales, latinocaribeños y nacionales.
Camino al 1ro. de Mayo, la grave crisis social de empobrecimiento social, extinción del salario y negación sistemática de los derechos históricos y constitucionales de los trabajadores activos, jubilados y pensionados, no está en boca de Nicolás Maduro, Edmundo González Urrutia y los otros candidatos presidenciales. Huele a traición y profundización de la explotación capitalista/neoliberal (pública y privada) de trabajadoras y trabajadores, cada día peor remunerados y en condiciones laborales nefastas con bonificación de salarios, horarios extremos y pago fraudulento de horas extras, días feriados y fines de semana, vacaciones, utilidades y botificaciones de fin de año, y prestaciones sociales.
El cinismo de Maduro, su Gobierno, el PSUV y sus testaferros es proverbial. González Urrutia parece momificado y ajeno al conocimiento y los compromisos inevadibles para la superación de la tragedia histórica impuesta por los dos bandos de la destrucción nacional. Igual, la mayoría de los otros candidatos presidenciales no dan pie con bola o simplemente son exponentes de la pudrición moral que el país rechaza abrumadoramente.
Parece ser el escenario "ideal" que buscaba el PSUV con su apartheid político-electoral, para perpetuarse en el poder corrompido, abusivo e incompetente que ejerce. Hasta ahora, la campaña presidencial y el debate público siguen la senda de la degradación impuesta por los cómplices de la destrucción nacional y sus circuitos mafiosos de testaferros.
No crean que carecemos de opciones diferentes. La pudrición y la traición no pueden más que los derechos y la fuerza de cambio verdadero del pueblo venezolano.
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
El dirigente político de Vente Venezuela Omar González, quien fue rescatado de la reclusión en la embajada de Argentina en Caracas en la llamada Operación Guacamaya, aseveró que el 25 de Mayo quedó demostrado la orfandad del régimen de Maduro.
Los tres elementos del título sintetizan las dinámicas globales y locales, en la consciencia de que, si bien los elementos de sostenibilidad del chavismo en el poder son débiles y vulnerables, y que los costos de permanencia comienzan a superar a los costos de salida, también es cierto que, si los compensan con represión fuerte, pueden alargar su permanencia…
En Venezuela sufrimos un apartheid político-electoral con persecución y violación de derechos constitucionales.
La renuncia de Maduro es el camino pacífico y constitucional más expedito para comenzar a superar esta tragedia histórica.
Es una crítica a la corrupción moral dentro de ciertos sectores políticos.
Señaló que limitaciones de Venezuela impiden política de estabilización económica exitosa.