Prestigio y referencia

El taxista y la monja en Berlín

Humor16 de febrero de 2025Agencia AlfayaracuyAgencia Alfayaracuy

Un taxista en Berlín llevaba de pasajera a una monja. Mientras conducían, el taxista no podía dejar de mirarla.

monja


Ella le preguntó:

— ¿Por qué sigues mirándome?

El taxista respondió:

— Quiero preguntarte algo, pero no quiero ofenderte.

La monja sonrió y dijo:

— Querido, no puedes insultarme. He pasado por muchas cosas en mi vida. He tenido la oportunidad de ver y escuchar casi todo, no hay nada que puedas decir o preguntar que me ofenda.

El taxista recobró el coraje y, tras unos segundos de silencio, confesó:

— Bueno… siempre he soñado con besar a una monja.

La monja lo miró fijamente y, tras un momento de reflexión, respondió:

— Bueno, me gustaría cumplir tu sueño, pero primero debes estar soltero y ser católico.

El taxista, emocionado, dijo:

— ¡Sí, lo estoy! Nunca me he casado y soy un católico devoto.

La monja asintió con una sonrisa y dijo:

— Muy bien, entonces detente en la próxima esquina.

El taxista obedeció de inmediato. Se detuvo en una calle apartada, y la monja se inclinó y le dio un beso apasionado. Después de unos segundos, el taxista comenzó a sollozar.

— Lo siento, hermana… ¡te mentí! En realidad, estoy casado… y soy protestante.

La monja sonrió y respondió:

— Está bien, hijo mío… yo también te mentí. Me llamo Klaus y voy a una fiesta de disfraces.

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