CREYENTES O NO: LA FE, RAÍZ DEL AMOR.

Filosofía y Religión07 de junio de 2025 Por: Luis Primera

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1: JUAN: 5: 12. EL QUE AMA AL PADRE AMA TAMBIÉN A LOS HIJOS DE ESE PADRE.


1 Todo el que tiene fe que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama al padre ama también a los hijos de ese padre.


2 Cuando amamos a Dios y hacemos lo que el manda, sabemos también que amamos a los Hijos de Dios.


3 EL amar a Dios conociste en obedecer sus mandamientos; y sus mandamientos no son una carga.  (1: Juan: 5: 1. 3)


10 El que creé en el hijo de Dios, lleva esté testimonio en el corazón; el que no creé en Dios, lo hace aparecer como mentiroso, porqué no creé en el testimonio  que Dios ha dado acerca de su hijo.


11 El testimonio es que Dios nos a dado  vida eterna y que esa vida está en su hijo.


12 El que tiene al hijo de Dios. Tiene también esa vida; pero el que no tiene al hijo de Dios, no la tiene. (1: Juan: 5:10. 12.)

 

COMENTARIO.


Toda la humanidad está dividida en dos partes o esferas; el que pertenece a Dios y el que pertenece al maligno, los creyentes verdaderos pertenecen a Dios; son de Dios pertenece a Dios vienen de él, para él y por él; mientras que el resto de la gran mayoría, están en el poder del maligno; hacen sus obras y apoyan su causa. Está declaración general comprende a todos los incrédulos, cualquiera sea su profesión, situación o profesión o nombré con el que se llamen  (Génesis: 43: 29 . 34.)


El hijo guía a los creyentes al padre y ellos están en el amor y el favor de ambos; en unión con ambos, por la morada y obra del Espíritu Santo. ¡Dichosos aquellos que le es dado  saber  que el hijo de Dios ha venido, y tienen un corazón que descansa y confían en el que es verdadero!


JESUCRISTO ES EL DIOS VERDADERO. (1: Juan: 5: 20.)


Que esté sea nuestro privilegió: que seamos guardado de todos los ídolos y las falsas doctrinas y del amor idólatra a los objetos mundanos, y que seamos mantenidos por el poder de Dios, por medio de la fe, para salvación eterna. A este verdadero Dios vivo sea la gloria por siempre Amén.


EL JUICIO DE LAS NACIONES. (Mateos: 25: 31. 46.)


Basado en todo esto es justo que creamos en el nombré del hijo de Dios, los creyentes tienen vida eterna en el pacto del Evangelio. Entonces recibamos agradecidos el registro de las escrituras, siempre abundando en la obra del Señor, sabiendo que el trabajo en nuestro Señor no es en vano. Nuestro Señor Jesucristo nos invita a ir a él, en todas las circunstancias, con súplicas, y peticiones, a pesar del pecado que nos asedia. Nuestras oraciones deben ser siempre ofrecidas y sometidas a la voluntad de Dios, en algunas cosas son contestadas rápidamente, en otras son otorgadas de la mejor manera, aunque no como se pidió. Hay pecados que luchan contra la vida espiritual del alma y contra la vida de lo alto. No podemos orar que sean perdonados los pecados de los impenitentes o de los incrédulos mientras sigan así; -- ni que les sea otorgada misericordia, la cual supone el perdón de sus pecados. Mientras sigan voluntariamente así lo único que podemos hacer es orar por su arrepentimiento, y por el conocimiento lleno de su fe en nuestro señor. (Hechos: 2: 14.42).

 

LA FELIZ CONDICIÓN DEL CREYENTE VERDADERO.


Nada puede ser más absurdo que la conducta de los que dudan de la verdad del Cristianismo, mientras que en los asuntos corriente de la vida no vacilan en proceder basados en testimonios, humanos y considerando desquiciado a los que decidan no hacerlo así, el cristiano verdadero vista su culpa y miseria y la necesidad de un Salvador, ha visto lo adecuado de tal Salvador para todas sus necesidades y circunstancias Espirituales. Ha encontrado y sentido el poder de la palabra de la doctrina de Cristo humillando, y sanando, y vivificando y consolando su alma.

 

ACTITUDES DE LOS CRISTIANOS. (1: Tesalonicense: 5: 12.23.)


Porqué tiene una nueva disposición y nuevos deleites, y no es el mismo hombre que fue anteriormente, pero aún tiene conflictos consigo mismo con el pecado con la carne, con el mundo y con las potestades malignas de las tinieblas.  


LA LUCHA ESPIRITUAL DEL CRISTIANO. (Efesios: 6: 10. 17.)


Pero el Creyente saca fuerzas de su fe en Cristo Jesús, que puede vencer al mundo. La seguridad que tiene el Creyente del evangelio es que tiene un testigo en si mismo que acaba con toda duda del tema, salvo en las horas de tinieblas o de conflictos, pero que no pueden sacarlo de su fe, de las verdades principales del Evangelio. Aquí está lo que hace tan espantoso el pecado del incrédulo, porque pone a Dios cómo mentiroso. Porque no creé en el testimonio que el Dios de su hijo, LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS. (Mateos: 17: 1.8.)


En vano es que un hombre diga que creé en Dios. O en otras cosas, mientras rechaza este testimonio, el que rehúsa confiar y honrar a Cristo cómo hijo de Dios, y el que rechaza sus enseñanzas como profeta, o confiar en su expiación e intersección como sumo sacerdote u obedecerle cómo Rey, está muerto en pecado, y bajo condenación por su conocimiento y moral solamente externo, con un exceso y nociones de confianza que de nada le servirán.

 

LUIS PRIMERA.

 


 

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