La radio, a veces, puede ser la conexión esencial con el mundo.

07/05/2025 Chelo Sánchez Serrano
Radio

El 28 de abril de 2025 algo sucede y cambia las circunstancias de millones de personas. Alrededor de las 12:33 de la mañana, un apagón generalizado afectó a toda España, menos a la “isla” leonesa de Oseja de Sajambre.

La radio analógica –y la digital, en las zonas donde sí se mantuvo la conexión a internet– funcionó también como “isla”, no solo por su sistema de emisión o sus generadores de emergencia, sino porque la base del medio de comunicación sonoro son la voz humana y la posibilidad de crear comunidad con otras voces y escuchantes. "Prender la radio era la ventana a la libertad. Lo que me permitiría sentirme un ser humano", asegura Ingrid Betancourt , secuestrada por las FARC durante seis años en la selva colombiana.

En el episodio 2 de la primera temporada de la audioserie El Gran Apagón , "un padre y su hija de 14 años se encuentran aislados desde hace varios días en la costa gallega y, aunque tienen comida suficiente, empiezan a quedarse sin agua potable. Con una vieja radio como único medio de contacto con el exterior...".

Esas bases tan ancestralmente humanas, tan frágiles y heroicas al mismo tiempo, permiten a la radio acompañar, conectar y transmitir información esencial cuando el resto de las comunicaciones fallan. Lo puede hacer gracias a las características del canal radiofónico , es decir, gracias a la temporalidad y linealidad del mensaje radiofónico que nos permite sentir que somos testigos de la crónica del relato del tiempo presente, incluso contribuir a ella; gracias a su alta penetración temporal y espacial (la radio emite 24 horas al día 365 al año, no calla, mientras llega y se produce en cualquier lugar, circunstancia o compañía); y gracias a su rapidez y agilidad como medio informativo (instantaneidad, inmediatez, know how del periodismo radiofónico).

Desde la llegada de la democracia a España, la radio generalista española, aunque hoy le da demasiadas alas a la opinión, es esencialmente informativa. Un medio cuyos servicios informativos son capaces de hacer saltar por los aires la parrilla de programación más consolidada y los contenidos preproducidos, para comenzar una última información especial ante una hora que se intuye va a tener consecuencias (criterio informativo, foco, jerarquización, orden).

No siempre esta reacción de la radio ante la circunstancia o “la aventura” se enfrenta con las mismas garantías de éxito (el músculo informativo no está igual de bien entrenado en todas las redacciones ni se dispone de los mismos recursos humanos), pero sí se asume desde la responsabilidad social que conlleva la práctica periodística.

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El apagón nos ha registrado que la digitalización no elimina la vulnerabilidad, sino que la traslada a otros puntos críticos. Y que ese mundo que llevamos supuestamente en nuestros bolsillos –el móvil– a veces también se derrumba y nos deja solos ante el peligro o la aventura (¿recuerdan El viaje del héroe ?).

En esos momentos, necesitamos buscar nuevos aliados que nos conecten con la comunidad y, sobre todo, que nos brinden información, incluso que nos den soluciones.

El 90% de las personas escuchan la radio durante el apagón

“No puedo vivir sin la radio” (suena a exageración), “la radio puede con todo” (más exageración), “la radio ya no la escucha nadie” (pura exageración, y mentira : más de 23 millones de españoles la escuchan de lunes a domingo, con una penetración del 55 %), “el smartphone es el nuevo transistor”.

Asegura Rodrigo Cortés que “exagerar la realidad permite verla” y probablemente esas exageraciones formuladas en forma de frases funcionan a modo de lupa. Ponen de manifiesto que los humanos necesitamos circunstancias extraordinarias, aventuras, realidades casi imposibles de creer para valorar lo cotidiano, aquello que desenfocan los fuegos de artificio del último recién llegado, “del amante seres recién estrenado”, para volver, en fin, como en el clásico viaje del héroe (y de la heroína) con la lección aprendida.

Escribía Sergio del Molino, unos días después del apagón eléctrico , que “España redescubrió la radio convencional cuando todo lo demás fallaba”. La encuesta flash realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas lo constata: un 62,1 % de los encuestados escuchó la radio durante ese día para informarse de lo que estaba pasando. Casi el 90% de las personas que ese día lo hicieron, como práctica habitual o como un hecho aislado, valoran muy positivamente la información recibida por la emisora ​​que sintonizaron.

Otra encuesta realizada por Appinio para Atresmedia reveló que un 71% de los encuestados utilizó la radio durante el apagón, frente al 40% habitual.

Este suceso replicó patrones de comportamiento identificados ya por diferentes investigaciones durante la crisis de la covid-19, la nevada Filomena o las recientes inundaciones de Valencia. En momentos de incertidumbre, en situaciones de emergencia, se incrementa el consumo de la radio, cambian los hábitos de escucha y se revalida la confianza en el medio sonoro.

La radio se ha convertido en heroína tras el apagón (de nueva una exageración literaria para ponernos a todos frente al espejo de nuestra fragilidad). Las fotos de los transistores, los paquetes de pilas, las calles volviendo a reflejar la escucha colectiva y los radioaficionados y periodistas de radio convertidos en influencers repentinos para muchos reflejantes que a todo lo que es sólido siempre merece la pena volver. La caricia auditiva .

Más allá de la resiliencia y penetración del medio, de su flexibilidad técnica, la lección que ha dado la radio estos días es mucho más radical para estos tiempos: una demostración de para qué sirve el periodismo y de cómo hacerlo cuando falla todo lo demás.

La sabiduría ancestral de la comunicación oral y el saber hacer propio del periodismo radiofónico español (la radio reportera) han llevado a este medio a ser el más confiable. Lleva un siglo sumando evidencias de que siempre está ahí, tejiendo un hilo invisible a prueba de apagones de todo tipo. Estamos avisados.

LA RADIO EN LA CRISISNo solo durante un apagón: el valor de la radio en las crisis.

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