Prestigio y referencia

Historia basada en hechos reales: LOS TAMALES DEL INFIERNO

Curiosidades26/11/2024Agencia AlfayaracuyAgencia Alfayaracuy

TAMALES

En una populosa colonia de la Ciudad de México, había un próspero negocio de tamales que era famoso en toda la zona. El lugar ofrecía una gran variedad de tamales: rojos con chile seco y costilla de puerco, tamales de mole con suculentos trozos de pollo, tamales verdes con un toque picante y carne de puerco, tamales de rajas con queso y chícharos, de frijoles con queso y rajas de chile cuaresmeño, tamales de champiñones y verdolagas en salsa de tomatillo con chile de árbol y pollo. Y no podían faltar los tamales chiapanecos, envueltos en hojas de plátano y rellenos de carne de cerdo bañada en una deliciosa salsa de chile habanero.

En cuanto a los tamales dulces, el surtido era igualmente tentador: tamales de piña almibarada, de fresa, otros de vainilla con pasta y arándanos, entre otros. Además, se acompañaban con una selección de atoles de diversos sabores, que iban desde el tradicional chocolate y champurrado, hasta el más exótico tamarindo, guayaba o fresa.

La verdad es que siempre había largas filas de clientes ansiosos por disfrutar de esos tamales tan afamados. Todos salían del local con sonrisas en el rostro, satisfechos y alabando la calidad de la comida que ofrecía el lugar, conocido por todos como "Tamales Doña Licha".

Con el paso de los años, el negocio siguió prosperando, ganando fama no solo en la colonia, sino en toda la ciudad. Sin embargo, esa reputación impecable se desmoronó de manera abrupta e inesperada. Una tarde, un niño llamado Juanito estaba comiendo su tamal favorito, uno de salsa verde con carne de puerco, cuando hizo un escalofriante descubrimiento. Al morder el tamal, algo duro le hizo fruncir el ceño. Al inspeccionar el interior, encontró lo impensable: un dedo humano entre la masa y la salsa.

Aterrorizado, Juanito corrió hacia su madre para mostrarle el hallazgo. Al verla, el rostro de la mujer se desfiguró en una mueca de horror. Inmediatamente, fueron a la policía a denunciar lo ocurrido. Tras una exhaustiva investigación, la policía arrestó a Doña Licha, la dueña del negocio, que hasta ese momento había sido la cara amable y trabajadora del lugar.

Durante los interrogatorios, y bajo una fuerte presión, Doña Licha terminó por confesar lo impensable: llevaban años utilizando carne humana en la elaboración de los tamales. Todo había comenzado años atrás, cuando Doña Licha tuvo una acalorada discusión con su amante, un hombre llamado Braulio, conocido por ser un vividor y malviviente que la golpeaba y le quitaba dinero constantemente. En esa última pelea, cuando Braulio la estaba golpeando brutalmente, Doña Licha, en un acto desesperado, se defendió y le clavó un cuchillo directo al corazón, matándolo al instante.

Desesperada y sin saber qué hacer con el cadáver, Doña Licha recurrió a su hijo Vicente, un joven de 18 años. Juntos, tramaron un plan macabro para deshacerse del cuerpo. La solución que encontraron fue usar la carne de Braulio para los tamales. Lo que comenzó como una acción desesperada pronto se convirtió en una práctica habitual. La clientela, sin saberlo, elogiaba la calidad de la carne, diciendo que era "la mejor que habían probado".

El negocio floreció aún más después de ese macabro suceso. Pero cuando la carne de Braulio se agotó, Doña Licha y Vicente se enfrentaron a un dilema. La solución que encontraron fue tan aterradora como inimaginable: comenzaron a matar a otras personas para seguir abasteciendo su "despensa". Hombres, mujeres, incluso niños fueron víctimas de este horrendo crímen, convirtiéndose en el relleno de los famosos tamales que tanto éxito les habían dado.

Durante años, nadie sospechó nada. El negocio seguía creciendo y la clientela aumentando. Pero cometieron un error gran error: dejaron un dedo humano entero en uno de los tamales. Fue ese fatídico error el que reveló el horror que se escondía detrás del éxito de "Tamales Doña Licha".

Este aterrador episodio ocurrió en la colonia Portales, de la Ciudad de México, una fría tarde de septiembre de 1971. Desde entonces, el nombre de Doña Licha quedó grabado en la memoria colectiva como uno de los casos más espeluznantes de la historia criminal de la ciudad.

—Anónimo

Te puede interesar
Lo más visto
La mejor opción para comunicarte